martes, 26 de julio de 2011

¡Calderos!

Creo que nunca lo he dicho, pero la mayoría de las veces que cocino algo suele ser porque estoy sola en casa. Normalmente en mi casa la cocina es territorio exclusivamente materno y casi hay que pedir cita con un detallado plan de acción cuando quiero hacer algo al horno. Así que como no me suele apetecer hacer todo esto, reduzco mis intentos cocinillas a la libertad que me ofrece el pueblo y a los días en los que estoy sola. Esto último no parece un buen plan pues todo lo que cocine me lo voy a tener que comer yo sola, sin alguien que cate y que me sugiera mejoras. Por eso, en mi casa cocino poco, solo por ciertas razones en ciertas ocasiones.

Por supuesto, el estreno de la última película de Harry Potter era un evento que se merecía que hiciera algo especial, algo diferente. Estaba trasteando por algunos blogs de cocina (de repostería, más bien), cuando me encontré con esta maravilla. Unos genuinos ¡¡calderos de chocolate!! Mi mente comenzó a volar y a repasar mentalmente lo que tenía en casa que me permitiera emular algo así... Tres días de planificaciones después, esto es lo que salió.

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Son mini tartas Sacher con relleno de mermelada de calabaza (calabaza porque sí), patitas y asa de chocolate y espuma de queso y azucar. Vamos, que no empalaga más porque no puede :D. Es una receta mejorable, así que así lo dejo, sólo como homenaje.

martes, 19 de julio de 2011

El huerto

Mi pueblo tiene muchas cosas de pueblo: iglesia, ayuntamiento, plaza, arroyo... Además también tiene un montón de cosas más que no todos los pueblos tienen: piscina, velódromo, campo de fútbol, bodegas, plaza de toros, residencia, biblioteca, campo de aviación... Todo eso con poco más de 1000 habitantes, ahí queda eso. Pero lo que más tiene de pueblo pueblo (pero pueblo de los de toda la vida, que quede claro) son tierras. No sabría establecer un porcentaje de los que se dedican a la agricultura pero son muchos. En un lado de mi pueblo hay tierras de secano y al otro de regadío. Muy completo mi pueblo :D

En mi casa no ha habido mucha historia de tierras. Sin embargo, desde hace pocos años mi yayo se ha aficionado a pasar los ratos cuidando el huerto, una tierra pequeñita donde cabe de todo. Tomates, lechugas, pepinos, pimientos, zanahorias, patatas, judías, sandías, calabazas, cebollas, puerros... Seguro que algo se me olvida. 
Da para tomar y regalar y para ahorrar bastante en la compra de hortalizas en el súper. A estas alturas del año las cosas empiezan a tomar forma. Ya he comido tomates, lechugas y calabacines del huerto. Todavía las sandías son pequeñitas y ya tengo ganas de comer algún melón o una tortilla (que los huevos también son caseros, pero de las gallinas hablamos otro día)

Me gusta el huerto. Me gusta mi pueblo.

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Esto son flores de calabaza

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Precisamente este tomate lo voy a comer hoy

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¡Una sandía!

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Creo que esto es un brote de pimiento. No lo aseguro.

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De repente pasan ovejas :)

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¿A que también os ha gustado el huerto?

jueves, 14 de julio de 2011

Siete

Me gusta Harry Potter, no es ninguna novedad. Nunca he llegado a ser una fan extrema* de nada pero lo que ha estado más cerca ha sido esta saga. Foros, fanfics, entradas a preestrenos, viajes a Londres... Sí, porque el viaje a Londres fue fruto de un pacto friki relacionado con Harry Potter (un viaje que hay que repetir, porque la estación de King Cross estaba en obras y la famosa pared con el carrito estaba forrada con contrachapado)
Después de diez años acompañando a Harry, Ron y Hermione, el 15 de julio de 2011 se estrena la última película. Vale, la saga de libros se acabó hace ya tres años, pero aún quedaba este acompañamiento, este "todavía quedan las películas". Ahora ya no va a quedar nada. Se han sacado de la manga lo de Pottermore. Por supuesto, lo probaré como buena friki que soy, pero tampoco me apasiona.
En fin, que mi proyecto para ir a ver la última película Las Reliquias de la Muerte Parte 2 es vestirme con los siete colores de los siete libros de la edición española de la editorial Salamandra. No es demasiado pero, para julio, me parece bastante.

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El bolso amarillo, como La piedra Filosofal

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El pañuelo verde, como La Cámara de los Secretos

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La falda naranja, como El prisionero de Azkaban

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El abanico morado, como El Cáliz de Fuego

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El reloj azul como La Orden del Fénix
(Sí, es el color que menos se parece, pero ese tono azul tan clarito medio gris es bastante quisquilloso)

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La camiseta negra, como El Príncipe Mestizo

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La flor blanca, como Las Reliquias de la Muerte

Con las ganas puestas en ver la última película, algún que otro proyecto al respecto y un nerviosismo que para ser sincera no me esperaba en absoluto, me despido. ¡Qué ganas!

martes, 12 de julio de 2011

English Muffins

¡¡Qué cosa más rica!!

Tenía pensadas otras cosas que escribir en el blog, pero me puse a hacer estos bollitos ingleses para el desayuno (o lo que tercie) sin muchas esperanzas y al final... ¡qué ricos! Seguramente porque no me lo esperaba. En realidad se puede decir que tienen ese rico sabor de los panes recién hechos, pero me ha sorprendido este sabor en una cosa que no se mete en el horno.

Precisamente como no tenía muchas esperanzas no se me ocurrió fotografiar el paso a paso. Tampoco tengo muy claro la receta que he usado, porque he usado ingredientes de una (y no todos), los pasos de otra (Alma me salva la vida), la levadura prensada que nadie decía usar... Encima he reescalado los ingredientes, que tampoco quería yo que me salieran veinte muffins, no sea que fuera un desastre... En fin, que, como cada vez que me meto en la cocina, no iba yo muy preparada que digamos.

Yo diría que lo que he hecho ha sido lo siguiente  
EDITADO 30/07/11 He vuelto a hacerlos, así que he modificado algún error que tenía en la receta del día 12. A partir de ahora estará todo correcto.

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English muffins (8 muffins)
Ingredientes
- 2 cups de harina
- 1 cup de leche
- 12 gr. de levadura prensada
- 1 cucharadita de azúcar
- 1 cucharadita de sal
- Maizena

Primero tamizar la harina, no lo leí en ninguna parte, pero yo lo hice. Calentar un poco la leche en el microondas y desleír la levadura en la leche tibia. Incorporar la leche con la levadura a la mitad de la harina. Este paso es facilísimo, lo hice con un batidor de mano. La masa queda suave y fácil, como la de cualquier bizcocho.
En este punto, incorporar las cucharaditas de azúcar y de sal y el resto de la harina. Aquí se complica la cosa, porque la masa empieza a coger consistencia y hay que meter la mano a pringarse. No saqué la masa del bol, porque es un poco inmanejable. Ahora convendría tener cerca un bol con un poco de agua tibia y un poco de harina para equilibrar. En cualquier caso a mí me quedó una masa bastante pringosa y de ningún modo lisa. La puse en otro bol limpio, la tapé con papel film y la dejé reposar una (1) hora.

Al pasar la hora, la masa había doblado su tamaño, cosa que me emocionó bastante. Saqué la masa del bol, donde se había pegado un poco. Al despegar se pueden ver los agujeros que la levadura deja en la masa. Para manejar la masa hay que espolvorear maizena en la mesa. Tiene que ser maizena, la harina normal normal no vale, puesto que deja la masa igualmente pegajosa e inmanejable. Ahora la masa está lisa y compacta, aunque se nota muy ligera y no se pega en las manos.  Se amasa un poco y se vuelve a dejar reposar en un bol limpio cubierto con papel film otra media hora (30 minutos). Al amasar después del reposo de una hora, la masa se encoge un poco. En esta media hora vuelve a recuperar el tamaño previo, más o menos.

De nuevo, la masa se queda un poco pegada al bol. Hay que dividir la masa, sin apelmazarla mucho, en bolitas no muy grandes. Hice la masa para que me salieran ocho muffins. La primera vez que hice la receta le puse menos levadura y sólo me salieron seis. Con los ingredientes de arriba sí salen ocho muffins. Puse las bolitas en una bandeja de horno con un poco de maizena y encima les puse una bandeja de bambú* para que quedaran planos por arriba. Hay que dejar reposar otra media hora los muffins. Yo dejé reposar los muffins dentro del horno apagado, para que no se sequen demasiado.

Para cocinar los muffins lo ideal sería una plancha eléctrica de cocina, pero yo los hice en una sartén a fuego medio (6 de 12). No hay que poner aceite ni mantequilla ni ninguna grasa adicional. Los dejé unos cinco minutos por cada lado y quedaron como veis.

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Para degustarlos hay que abrirlos por la mitad. Se pueden comer con mermelada, mantequilla, beicon, huevos... Lo típico que se pondría en un desayuno inglés. Pero yo, que después de todo la tierra tira, les puse un chorrito de aceite de oliva y me supieron a gloria. Pero gloria gloria.

Cuando los muffins estén fríos se pueden congelar. Luego se sacan, se dejan descongelar a temperatura ambiente y saben realmente buenos. Cuando ya están (casi) descongelados yo los meto unos segundos en el microondas en el modo descongelar y se quedan calentitos, en su punto y deliciosos. No sé cuánto pueden durar congelados, porque en mi casa vuelan, pero digo yo que un par de meses sí que los aguantan.

*La bandeja de bambú no es por hacerme la interesante, es que en casa hay dos bandejas, una de bambú y otra de plástico más grande pero que tiene relieve por debajo. No quería que me salieran los muffins con una impresión de de racimos de uva, aunque puede ser una idea interesante.